domingo, 12 de diciembre de 2010

¿Voto útil, voto inútil, abstención o voto en blanco?

Como ya anuncié en una entrada anterior, me gustaría hablar del voto útil: dejar claro qué se entiende con este término e intentar disuadir de su uso.

Lo que coloquialmente se conoce como  voto útil no es más que una estrategia para no mostrar nuestras verdaderas preferencias. Me intentaré explicar. Cuando en un sistema bipartidista como el nuestro en el que además el sistema electoral beneficia a las mayorías y margina a las minorías, como “casualmente” también ocurre en nuestro país, un votante afín a la ideología de un partido político minoritario se convence de que su apoyo a ese partido va a ser irrelevante, decide cambiar la orientación de su voto. Algunos consideran que orientará su voto hacia el partido mayoritario más cercano a sus ideas, y otros, que votará al partido contrario al que más deteste para evitar que salga vencedor. En cualquier caso, el voto útil consiste en votar al partido mayoritario considerado “menos malo”, ya que se considerar que votar al partido deseado pero minoritario supone “tirar el voto”.

En mi opinión, esta concepción de la utilidad o inutilidad del voto es totalmente errónea. Votar en unas elecciones es mostrar nuestras preferencias. Si no se muestran esas preferencias sino que se “juega” a predecir quién va a ser el partido ganador, esas elecciones dejan de tener sentido. Además, si todo el electorado votaría siguiendo esta supuesta “utilidad” ningún partido minoritario llegaría jamás a tener representación en el Parlamento. Así, no nos encontramos antes votos inútiles, sino votos libres, votos sinceros.

Sin embargo, no se puede reprochar este comportamiento a muchas personas que un año tras otro han apoyado a su partido y han visto truncados sus deseos al descubrir que su partido iba perdiendo escaños, no por perder apoyos, sino por un sistema electoral mal estructurado, que perjudica a los partidos con apoyos que, aunque son numerosos se encuentran disgregados.

¿Abstención o voto en blanco?

Otra reacción ante la marginación de los partidos minoritarios podría ser la abstención. Si una persona cree que su voto no va a servir para nada, pues su partido no tiene posibilidades de ganar las elecciones o de conseguir un número satisfactorio de escaños, antes de beneficiar a otro partido con el que no comparta  ideología, decide abstenerse y no votar. En teoría, una persona que no participa en la elección del Gobierno tampoco debería quejarse cuando este no actúa correctamente (aunque esto en la práctica no sucede así). La abstención ni favorece al partido vencedor, ni perjudica al partido minoritario, simplemente no se tendrá en cuenta.

Otra cosa es el voto en blanco. El voto en blanco sí tiene consecuencias; afecta al umbral mínimo de votos como si fuera otro partido, pero luego se descarta en el reparto de escaños. Por tanto, perjudica a los partidos minoritarios, pues cuantos más votos en blanco se registren , más votos necesitarán los partidos para no ser descartados y tener representación.

Por todo esto, mi conclusión es: ni voto útil, ni voto inútil, ni abstención, ni voto en blanco, sino todo lo contrario: voto libre y racional. Ya que no tenemos capacidad para cambiar el sistema electoral por uno más democrático, debemos apoyar en las urnas al partido que realmente deseamos, independientemente de las expectativas de voto de los demás.






Canción del mítico grupo de punk Ska-p en la que refleja su punto de vista sobre el voto útil: www.youtube.com


Fuentes:
http://www.sopadebits.com/extranet/content/view/elecciones-europeas-decision-voto  En este enlace se puede encontrar más información sobre los efectos del voto en blanco y la abstención explicados de forma sencilla y comprensible
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http://noalvotoutil.blogspot.com En este blog  el autor nos muestra las falsas creencias y perjuicios del uso del voto útil y la abstención y pone ejemplos reales para explicar los efectos que pueden tener estas conductas

http://geografiasubjetiva.com/2008/02/07/concepto-y-teoria-del-voto-util/  He utilizado esta página para obtener más información sobre lo que la población entiende por “utilidad del voto” y “restos útiles”.

Crítica al sistema electoral español

Antes de hablar de los defectos que tiene nuestro sistema electoral, trataré de explicar cómo funciona para aquellos que no se hayan molestado nunca en conocer a dónde va a parar su voto una vez depositado en la urna.

En primer lugar debemos distinguir entre las elecciones a nivel europeo (para elegir al Parlamento Europeo), a nivel estatal (para elegir la composición del Parlamento estatal), a nivel autonómico (para elegir los Parlamentos autonómicos) y a nivel municipal (ayuntamientos). Aquí me centraré en el sistema electoral estatal.

En segundo lugar debemos conocer los elementos que configuran el sistema electoral:

·         La circunscripción: Los artículos 68 y 69 de la Constitución Española de 1978 establecen que la circunscripción electoral para elegir a los representantes en el Congreso y en el Senado es la provincia. A partir de las circunscripciones se transforman los votos en escaños.
·         Barrera mínima: existe una barrera mínima a partir de la cual los partidos pueden obtener representación. En España es del 3%.
·         Voto: Se vota una lista cerrada y bloqueada. La lista muestra a los candidatos del partido a ocupar los escaños y los electores no pueden cambiar el orden de la lista.
·         Fórmula electoral: transforma los votos en escaños. La necesidad de una fórmula electoral se debe a que si se dividen los votos emitidos por los escaños a repartir no se obtiene una cifra redonda que sería el “precio” en votos de cada escaño. Existen diferentes fórmulas electorales. La principal distinción se hace entre fórmulas mayoritarias y proporcionales.

Al utilizar una fórmula electoral mayoritaria, el partido vencedor tiene una representación muy amplia, mayor que su porcentaje de voto. El objetivo de este sistema es dar mayor gobernabilidad al ganador.
Utilizando una fórmula electoral proporcional se consigue lo contrario, que en el Parlamento estén representados un mayor número de partidos y la actuación del Gobierno esté más controlada.


La sistema electoral español es del tipo proporcional, tal y como prevé la Constitución en el apartado tercero del artículo 68, y la fórmula elegida fue la llamada fórmula D`Hondt. Esta fórmula básicamente consiste en dividir los votos obtenidos por cada candidatura entre 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Por último, se ordenan los cocientes y se les asigna escaños del mayor al menor hasta agotar los escaños a repartir. Como entiendo que esto no haya quedado muy claro, si alguien quiere conocerlo mejor se puede dirigir a la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) o al siguiente enlace http://blog.damelavoz.es/sistema-electoral-i-la-formula-dhondt/ en el que aparece muy bien explicado con un cuadro ejemplificativo.

Si el sistema electoral español utiliza una fórmula proporcional que, como he dicho, busca una mayor representatividad en el Parlamento, ¿por qué favorece a los partidos mayoritarios y margina a los minoritarios?




En esta viñeta se muestra la marginación que sufre el tercer partido más votado en el territorio español debido al sistema electoral vigente. Extraído de es.toonpool.com


En primer lugar, debemos tener en cuenta que la fórmula utilizada no es el único elemento que determina la mayor o menor representatividad. Analicemos el resto de elementos:

·         La circunscripción electoral. Tal y como determina la Constitución la circunscripción corresponde a la provincia. Esto supone que los distritos electorales sean muy pequeños y el número de diputados a elegir en cada circunscripción muy bajo. Por tanto, este primer elemento reduce el nivel de representación de las minorías cuyos votantes no se encuentran concentrados geográficamente (como ha sido y sigue siendo el caso de Izquierda Unida).

Este sistema de circunscripción provincial trae consigo otra consecuencia y es el auge de los partidos regionalistas y nacionalistas, lo que para algunos supone una amenaza a la unidad del país. Si un electorado disperso perjudica a un grupo minoritario, uno que este concentrado en la propia circunscripción lo beneficiará.

Una vez dicho esto, el primer paso para conseguir un sistema electoral más democrático sería cambiar la circunscripción provincial por una circunscripción autonómica (en la que también habría problemas con los regionalismos) o incluso nacional.
·         La barrera del 3%. Este porcentaje de voto mínimo está ideado para excluir a los partidos minoritarios, siendo totalmente injusto cuando en el Congreso, el 3% representa 10,5 escaños. En mi opinión es innecesaria esta barrera, pues debería ser el resultado electoral el que decidiera qué partidos obtienen escaños y cuáles no.
·         Lista cerrada. Cuando se vota a una lista cerrada no se están eligiendo representantes, sino partidos. Para aumentar el carácter democrático de unas elecciones se debiera poder votar a personas y no a partidos políticos.
·         Como ya he dicho, la fórmula electoral empleada es de asignación proporcional. Sin embargo, existen fórmulas que ofrecen una mayor representatividad entre votos recibidos y candidatos elegidos que la fórmula D´Hondt, como es el caso del Cociente Droop, utilizado hoy en día en países como la República de Irlanda, Irlanda del Norte, Australia y Malta. En el siguiente enlace http://www.readyfortomorrow.com/el-sistema-electoral-en-espana-y-la-exclusion-de-las-minorias se puede observar un cuadro comparativo del resultado de unas elecciones utilizando uno y otro método.
·         Por último, otra medida que se podría llevar a cabo, esta incluso más fácilmente que el resto, sería aumentar el número de escaños en el Congreso. En la actualidad hay 350 diputados, pero la Constitución permite que haya hasta 400, lo que aumentaría notablemente la representatividad del sistema.


Como se puede ver es posible un cambio en el sistema electoral español para que los partidos minoritarios tengan el papel que se merecen en el Congreso, sin embargo, estas medidas no se llevan a cabo porque precisamente los que podrían hacerlo son los que se benefician del sistema, es decir, los partidos mayoritarios (por todos sabidos que son PP y PSOE), sin olvidar a los partidos regionalistas.



Fuentes:


Además de las mencionadas a lo largo de la exposición, me queda de nombrar una muy interesante, un artículo en el que podemos distinguir primero una explicación objetiva del sistema electoral y a continuación la opinión del autor sobre el mismo. Se puede encontrar en el siguiente enlace: http://www.avizora.com/publicaciones/ciencias_politicas/textos/sistema_electoral_espanol_0021.htm

Bipartidismo disfrazado

El pluralismo político del Estado español, cuya Constitución proclama en su artículo primero y sexto, no es más que un bipartidismo enmascarado desde 1982, tiempo durante el que el Partido Socialista Obrero Español  y el Partido Popular se han repartido el poder alternándose entre Gobierno y oposición. Donde aún es posible encontrar resquicios de pluralismo político es en algunas Comunidades Autónomas, con un electorado más comprometido, como el País Vasco, Cataluña, Aragón o Navarra. Sin embargo, a nivel estatal este pluralismo político hace décadas que se echa de menos.

España no es de ninguna forma el único país occidental en esta situación. Tenemos el ejemplo más conocido de Estados Unidos, cuyo poder se reparte entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata, Gran Bretaña con su contraposición entre conservadores y liberales, sin olvidarnos de Francia presidida por la Unión por un Movimiento Popular y con el Partido Socialista como principal opositor.

Un sistema bipartidista  supone que dos coaliciones políticas, tradicionalmente con ideologías contrarias, excluyan al resto de partidos, ya que en todas las elecciones uno de ellos alcanza el gobierno de la nación y el otro pasa a ser la oposición oficial. Estos dos partidos suelen acaparar todo el protagonismo en los medios de comunicación, lo que favorece la marginación del resto de partidos.

Las causas que llevan a esta situación son principalmente:

  • Existencia de circunscripciones muy numerosas. Cuantas más circunscripciones  existan en una elección, y por tanto menos electos por circunscripción, más se favorecen las listas de candidatos más votadas.
  • El sistema electoral (sistema de reparto de escaños en función de los votos) que favorece la creación de mayorías fuertes dando más representación a los partidos más votados.
  • El establecimiento de porcentajes de voto mínimos para poder entrar en el Parlamento (en España es del 3%). Con esto se impide que nuevas formaciones políticas obtengan representatividad poco a poco.
  • La creación de coaliciones entre los partidos.
  • El llamado “voto útil”.
  • La financiación de los partidos y de las campañas electorales. Además de la financiación que pueden conseguir los partidos mayoritarios de empresas privadas y de sus miembros, tienen más derecho a recursos públicos que los partidos minoritarios.

Ventajas e inconvenientes del bipartidismo

Como ventaja del bipartidismo, pues no van a ser todo pegas, podríamos alegar que ayuda a la estabilidad política, impidiendo que los extremos lleguen al poder, asegurando así la paz social. Sin embargo, esto sigue sin parecerme una auténtica ventaja, ya que estabilidad significa estancamiento, quietud, todo lo contrario a cambio. Por tanto, el bipartidismo supone reprimir cualquier idea minoritaria que pueda suponer un choque a lo ya establecido en un Estado.

El principal inconveniente de un sistema bipartidista es que limita mucho la representatividad y, por tanto, la democracia. Un Estado en el que sólo se pueda elegir entre dos opciones, entre dos puntos de vista, no es realmente democrático.
Además estas dos perspectivas, que se suponen opuestas, poco a poco acaban coincidiendo en una sola, la del votante mediano, pues ambos partidos tratan de maximizar su voto de la forma más fácil: moderando sus propuestas para atraer a los votantes indecisos. De esta manera pasaremos de la ya indeseable situación de poder elegir entre dos únicas opciones a no tener la opción de elegir nada.

Así mismo, si la oposición está representada por un único partido, no existirá una auténtica oposición y será más fácil caer en la corrupción. Si los partidos se van alternando, no les conviene investigar sobre el mal gobierno del otro partido. El mejor ejemplo es nuestro propio sistema; no hay más que tener en cuenta los interminables casos de corrupción descubiertos en los últimos años por líderes de los partidos mayoritarios.

Por último, el bipartidismo se realimenta tanto a través del voto útil (del que hablaré más adelante) como de la abstención, pues personas con una ideología diferente a la de los partidos mayoritarios podrían decidir apartarse del sistema. 


Sátira sobre el bipartidismo en España que representa muy bien la situación actual. Tomado de tugobiernas.foroactivo.com

Fuentes:

http://andreahernandez.wordpress.com/2009/02/09/bipartidismo-conduciendo-al-rebano/  En este blog encontramos una crítica del bipartidismo donde se exponen ventajas e inconvenientes acompañados de casos reales.

http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_bipartidista De la Wikipedia podemos obtener gran cantidad de información sobre los sistemas bipartidistas: origen, factores que lo favorecen, sistemas bipartidistas en la actualidad y críticas.

http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/33051/bipartidismo En esta página del Diario digital Siglo XXI, el escritor Pascual Falces analiza el bipartidismo en España en la actualidad.

¿Cuál es el mejor mecanismo de toma de decisiones?

Cuando en una sociedad se presentan más de dos alternativas y más de dos individuos deben elegir sobre ellas, aparecen dificultades para tomar una decisión que satisfaga a todos los individuos.

Un mecanismo ideal de toma de decisiones debiera cumplir cuatro características:

  1. Transitividad: las preferencias deben ser coherentes. Si se lleva a cabo una votación entre 3 alternativas (o más), si se prefiere la primera a la segunda y la segunda a la tercera se deberá preferir la primera a la tercera.
  2.  Decisión no dictatorial: este problema de toma de decisiones se solucionaría si se otorgase a una sola persona toda la responsabilidad. Sin embargo, en una sociedad democrática, por muy buenas que sean las intenciones del dictador, no se puede dejar que sea una sola persona la que tome todas las decisiones.
  3. Independencia de las opciones irrelevantes: el resultado ha de ser independiente de la existencia de una alternativa irrelevante que alteraría el resultado.
  4. Dominio no restringido: el mecanismo debe funcionar independientemente de cuál sea el conjunto de preferencias e independientemente de cuáles sean las distintas opciones entre las que hay que elegir.

El premio Nobel Kenneth Arrow, tras analizar distintas reglas, llegó a la conclusión de que ninguna regla de elección satisface las características planteadas. Es lo que tradicionalmente se ha conocido como el teorema de la imposibilidad de Arrow.

Por esta razón decimos que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno, pues (en teoría) contribuye al bienestar de un mayor número de personas. Pero, ¿qué ocurre con las minorías?, ¿deberán resignarse a estar eternamente sometidas a la mayoría? Y, a lo que quería llegar, ¿no existe un mecanismo de toma de decisiones que favorezca a todos?

Sí, existe. Pero no se suele utilizar, no tanto por su complejidad que es mayor que la de la regla de la mayoría, sino más bien porque no interesa a los gobernantes, pues su papel dejaría de tener sentido. Estoy hablando del consenso.

¿Qué es el consenso?

El consenso es un mecanismo de toma de decisiones en grupo. Hasta aquí todo igual que en la regla de la mayoría, la diferencia radica en que se tiene en cuenta las aportaciones e intereses de todos los participantes y se elabora una alternativa que sea una síntesis de todas las demás, de manera que la solución final será aceptada por todos.


"El abrazo", cuadro pintado por Juan Genovés, expresa la satisfacción de tomar una decisión por consenso. Imagen capturada en elbaluartedesangervasio.blogspot.com

En una votación, la decisión final también es aceptada por todos, pues se supone que han aceptado las reglas del juego, sin embargo, siempre habrá personas insatisfechas, que pueden resignarse y someterse a la decisión de la mayoría esperando que en la próxima votación tengan más suerte o, lo que provocaría la desintegración del grupo, que se dediquen a sabotear al o los que estén en el poder e incluso se impongan por la fuerza a los demás, desembocando precisamente en lo que se quería evitar: una dictadura.

La situación ideal en un sistema en que se tomen las decisiones por consenso sería que hubiera unanimidad en las preferencias. Siendo realistas esto es imposible en la práctica totalidad de los casos, pero, precisamente, la divergencia de opiniones será la que convierta la decisión final en la opción más rica.

Después de exponer las bondades de este método, quiero explicar mi punto de vista sobre la imposibilidad, en el contexto actual, de ponerlo en práctica a gran escala.

Para arriesgarse a aplicar este mecanismo a la toma de decisiones sería necesario un radical cambio de mentalidad. En primer lugar, las personas encargadas de tomar la decisión deberían estar suficientemente informadas sobre el tema a tratar para poder tener una opinión sólida y defender la misma frente a los demás. En segundo lugar, sería necesaria una tolerancia sin precedentes, que las personas no se aferrasen a sus creencias o inclinaciones, sino que supieran distinguir los argumentos racionales, es decir, fueran capaces de ceder. Al igual que en un sistema en que se utilice la regla de la mayoría, las personas tendrán que sacrificar algunos intereses, pero con la diferencia de que lo harán por su propia voluntad, porque están convencidas de que es lo mejor para el grupo.

Para terminar, creo que será aceptado por todos que, hoy en día, la toma de decisiones a gran escala (ya sea a nivel municipal, provincial o estatal) mediante consenso es no menos que imposible. Sin embargo, si es posible y, en mi opinión, recomendable, ponerlo en práctica en las relaciones coloquiales como puede ser dentro de una familia, de un grupo de amigos, de un equipo de trabajo, de una asociación o, incluso dentro de los propios partidos políticos. Este es el primer paso para ir concienciándonos mutuamente, para ir abriendo nuestra mente a nuevas ideas, lo que significa, en definitiva, escuchar a los demás. Así, en un futuro, será posible ponerlo en práctica a nivel global.


El historietista Quino, a través de las tiras cómicas de "Mafalda", caricaturizó la sociedad y la política argentina de su tiempo, no muy distintas de las nuestras. Esta viñeta la he encontrado en el blog anteriormente mencionado: elbaluartedesangervasio.blogspot.com

Fuentes:

http://www.amigosdemaria.com/version2/activismo/la-toma-de-decisiones-mediante-el-consenso.html Al encontrar esta página se me ocurrió la idea de proponer una alternativa a la regla de la mayoría, la cual me ha ocasionado frustraciones y preocupaciones en muchas ocasiones. Que a nadie alarme que sea una página dedicada a la legalización de la marihuana, pues su desarrollo de la toma de decisiones mediante consenso está muy logrado.

Manual de La economía del sector público de Joseph E. Stiglitz. Por segunda vez recurro al manual utilizado por nuestro profesor para explicar el teorema de la imposibilidad de Arrow, teoría que no rechazo, pero que he intentado suavizar en esta exposición.

www.ucema.edu.ar Nuevamente he utilizado la presentación de Power Point  llamada Utilitarismo_regla_de_la_mayoría_y_democracia que se puede encontrar en esta página que ya utilicé para hablar de la regla de la mayoría, pues también trata el teorema de la imposibilidad de Arrow y la tiranía de la mayoría.