domingo, 12 de diciembre de 2010

¿Voto útil, voto inútil, abstención o voto en blanco?

Como ya anuncié en una entrada anterior, me gustaría hablar del voto útil: dejar claro qué se entiende con este término e intentar disuadir de su uso.

Lo que coloquialmente se conoce como  voto útil no es más que una estrategia para no mostrar nuestras verdaderas preferencias. Me intentaré explicar. Cuando en un sistema bipartidista como el nuestro en el que además el sistema electoral beneficia a las mayorías y margina a las minorías, como “casualmente” también ocurre en nuestro país, un votante afín a la ideología de un partido político minoritario se convence de que su apoyo a ese partido va a ser irrelevante, decide cambiar la orientación de su voto. Algunos consideran que orientará su voto hacia el partido mayoritario más cercano a sus ideas, y otros, que votará al partido contrario al que más deteste para evitar que salga vencedor. En cualquier caso, el voto útil consiste en votar al partido mayoritario considerado “menos malo”, ya que se considerar que votar al partido deseado pero minoritario supone “tirar el voto”.

En mi opinión, esta concepción de la utilidad o inutilidad del voto es totalmente errónea. Votar en unas elecciones es mostrar nuestras preferencias. Si no se muestran esas preferencias sino que se “juega” a predecir quién va a ser el partido ganador, esas elecciones dejan de tener sentido. Además, si todo el electorado votaría siguiendo esta supuesta “utilidad” ningún partido minoritario llegaría jamás a tener representación en el Parlamento. Así, no nos encontramos antes votos inútiles, sino votos libres, votos sinceros.

Sin embargo, no se puede reprochar este comportamiento a muchas personas que un año tras otro han apoyado a su partido y han visto truncados sus deseos al descubrir que su partido iba perdiendo escaños, no por perder apoyos, sino por un sistema electoral mal estructurado, que perjudica a los partidos con apoyos que, aunque son numerosos se encuentran disgregados.

¿Abstención o voto en blanco?

Otra reacción ante la marginación de los partidos minoritarios podría ser la abstención. Si una persona cree que su voto no va a servir para nada, pues su partido no tiene posibilidades de ganar las elecciones o de conseguir un número satisfactorio de escaños, antes de beneficiar a otro partido con el que no comparta  ideología, decide abstenerse y no votar. En teoría, una persona que no participa en la elección del Gobierno tampoco debería quejarse cuando este no actúa correctamente (aunque esto en la práctica no sucede así). La abstención ni favorece al partido vencedor, ni perjudica al partido minoritario, simplemente no se tendrá en cuenta.

Otra cosa es el voto en blanco. El voto en blanco sí tiene consecuencias; afecta al umbral mínimo de votos como si fuera otro partido, pero luego se descarta en el reparto de escaños. Por tanto, perjudica a los partidos minoritarios, pues cuantos más votos en blanco se registren , más votos necesitarán los partidos para no ser descartados y tener representación.

Por todo esto, mi conclusión es: ni voto útil, ni voto inútil, ni abstención, ni voto en blanco, sino todo lo contrario: voto libre y racional. Ya que no tenemos capacidad para cambiar el sistema electoral por uno más democrático, debemos apoyar en las urnas al partido que realmente deseamos, independientemente de las expectativas de voto de los demás.






Canción del mítico grupo de punk Ska-p en la que refleja su punto de vista sobre el voto útil: www.youtube.com


Fuentes:
http://www.sopadebits.com/extranet/content/view/elecciones-europeas-decision-voto  En este enlace se puede encontrar más información sobre los efectos del voto en blanco y la abstención explicados de forma sencilla y comprensible
.
http://noalvotoutil.blogspot.com En este blog  el autor nos muestra las falsas creencias y perjuicios del uso del voto útil y la abstención y pone ejemplos reales para explicar los efectos que pueden tener estas conductas

http://geografiasubjetiva.com/2008/02/07/concepto-y-teoria-del-voto-util/  He utilizado esta página para obtener más información sobre lo que la población entiende por “utilidad del voto” y “restos útiles”.

Crítica al sistema electoral español

Antes de hablar de los defectos que tiene nuestro sistema electoral, trataré de explicar cómo funciona para aquellos que no se hayan molestado nunca en conocer a dónde va a parar su voto una vez depositado en la urna.

En primer lugar debemos distinguir entre las elecciones a nivel europeo (para elegir al Parlamento Europeo), a nivel estatal (para elegir la composición del Parlamento estatal), a nivel autonómico (para elegir los Parlamentos autonómicos) y a nivel municipal (ayuntamientos). Aquí me centraré en el sistema electoral estatal.

En segundo lugar debemos conocer los elementos que configuran el sistema electoral:

·         La circunscripción: Los artículos 68 y 69 de la Constitución Española de 1978 establecen que la circunscripción electoral para elegir a los representantes en el Congreso y en el Senado es la provincia. A partir de las circunscripciones se transforman los votos en escaños.
·         Barrera mínima: existe una barrera mínima a partir de la cual los partidos pueden obtener representación. En España es del 3%.
·         Voto: Se vota una lista cerrada y bloqueada. La lista muestra a los candidatos del partido a ocupar los escaños y los electores no pueden cambiar el orden de la lista.
·         Fórmula electoral: transforma los votos en escaños. La necesidad de una fórmula electoral se debe a que si se dividen los votos emitidos por los escaños a repartir no se obtiene una cifra redonda que sería el “precio” en votos de cada escaño. Existen diferentes fórmulas electorales. La principal distinción se hace entre fórmulas mayoritarias y proporcionales.

Al utilizar una fórmula electoral mayoritaria, el partido vencedor tiene una representación muy amplia, mayor que su porcentaje de voto. El objetivo de este sistema es dar mayor gobernabilidad al ganador.
Utilizando una fórmula electoral proporcional se consigue lo contrario, que en el Parlamento estén representados un mayor número de partidos y la actuación del Gobierno esté más controlada.


La sistema electoral español es del tipo proporcional, tal y como prevé la Constitución en el apartado tercero del artículo 68, y la fórmula elegida fue la llamada fórmula D`Hondt. Esta fórmula básicamente consiste en dividir los votos obtenidos por cada candidatura entre 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Por último, se ordenan los cocientes y se les asigna escaños del mayor al menor hasta agotar los escaños a repartir. Como entiendo que esto no haya quedado muy claro, si alguien quiere conocerlo mejor se puede dirigir a la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) o al siguiente enlace http://blog.damelavoz.es/sistema-electoral-i-la-formula-dhondt/ en el que aparece muy bien explicado con un cuadro ejemplificativo.

Si el sistema electoral español utiliza una fórmula proporcional que, como he dicho, busca una mayor representatividad en el Parlamento, ¿por qué favorece a los partidos mayoritarios y margina a los minoritarios?




En esta viñeta se muestra la marginación que sufre el tercer partido más votado en el territorio español debido al sistema electoral vigente. Extraído de es.toonpool.com


En primer lugar, debemos tener en cuenta que la fórmula utilizada no es el único elemento que determina la mayor o menor representatividad. Analicemos el resto de elementos:

·         La circunscripción electoral. Tal y como determina la Constitución la circunscripción corresponde a la provincia. Esto supone que los distritos electorales sean muy pequeños y el número de diputados a elegir en cada circunscripción muy bajo. Por tanto, este primer elemento reduce el nivel de representación de las minorías cuyos votantes no se encuentran concentrados geográficamente (como ha sido y sigue siendo el caso de Izquierda Unida).

Este sistema de circunscripción provincial trae consigo otra consecuencia y es el auge de los partidos regionalistas y nacionalistas, lo que para algunos supone una amenaza a la unidad del país. Si un electorado disperso perjudica a un grupo minoritario, uno que este concentrado en la propia circunscripción lo beneficiará.

Una vez dicho esto, el primer paso para conseguir un sistema electoral más democrático sería cambiar la circunscripción provincial por una circunscripción autonómica (en la que también habría problemas con los regionalismos) o incluso nacional.
·         La barrera del 3%. Este porcentaje de voto mínimo está ideado para excluir a los partidos minoritarios, siendo totalmente injusto cuando en el Congreso, el 3% representa 10,5 escaños. En mi opinión es innecesaria esta barrera, pues debería ser el resultado electoral el que decidiera qué partidos obtienen escaños y cuáles no.
·         Lista cerrada. Cuando se vota a una lista cerrada no se están eligiendo representantes, sino partidos. Para aumentar el carácter democrático de unas elecciones se debiera poder votar a personas y no a partidos políticos.
·         Como ya he dicho, la fórmula electoral empleada es de asignación proporcional. Sin embargo, existen fórmulas que ofrecen una mayor representatividad entre votos recibidos y candidatos elegidos que la fórmula D´Hondt, como es el caso del Cociente Droop, utilizado hoy en día en países como la República de Irlanda, Irlanda del Norte, Australia y Malta. En el siguiente enlace http://www.readyfortomorrow.com/el-sistema-electoral-en-espana-y-la-exclusion-de-las-minorias se puede observar un cuadro comparativo del resultado de unas elecciones utilizando uno y otro método.
·         Por último, otra medida que se podría llevar a cabo, esta incluso más fácilmente que el resto, sería aumentar el número de escaños en el Congreso. En la actualidad hay 350 diputados, pero la Constitución permite que haya hasta 400, lo que aumentaría notablemente la representatividad del sistema.


Como se puede ver es posible un cambio en el sistema electoral español para que los partidos minoritarios tengan el papel que se merecen en el Congreso, sin embargo, estas medidas no se llevan a cabo porque precisamente los que podrían hacerlo son los que se benefician del sistema, es decir, los partidos mayoritarios (por todos sabidos que son PP y PSOE), sin olvidar a los partidos regionalistas.



Fuentes:


Además de las mencionadas a lo largo de la exposición, me queda de nombrar una muy interesante, un artículo en el que podemos distinguir primero una explicación objetiva del sistema electoral y a continuación la opinión del autor sobre el mismo. Se puede encontrar en el siguiente enlace: http://www.avizora.com/publicaciones/ciencias_politicas/textos/sistema_electoral_espanol_0021.htm

Bipartidismo disfrazado

El pluralismo político del Estado español, cuya Constitución proclama en su artículo primero y sexto, no es más que un bipartidismo enmascarado desde 1982, tiempo durante el que el Partido Socialista Obrero Español  y el Partido Popular se han repartido el poder alternándose entre Gobierno y oposición. Donde aún es posible encontrar resquicios de pluralismo político es en algunas Comunidades Autónomas, con un electorado más comprometido, como el País Vasco, Cataluña, Aragón o Navarra. Sin embargo, a nivel estatal este pluralismo político hace décadas que se echa de menos.

España no es de ninguna forma el único país occidental en esta situación. Tenemos el ejemplo más conocido de Estados Unidos, cuyo poder se reparte entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata, Gran Bretaña con su contraposición entre conservadores y liberales, sin olvidarnos de Francia presidida por la Unión por un Movimiento Popular y con el Partido Socialista como principal opositor.

Un sistema bipartidista  supone que dos coaliciones políticas, tradicionalmente con ideologías contrarias, excluyan al resto de partidos, ya que en todas las elecciones uno de ellos alcanza el gobierno de la nación y el otro pasa a ser la oposición oficial. Estos dos partidos suelen acaparar todo el protagonismo en los medios de comunicación, lo que favorece la marginación del resto de partidos.

Las causas que llevan a esta situación son principalmente:

  • Existencia de circunscripciones muy numerosas. Cuantas más circunscripciones  existan en una elección, y por tanto menos electos por circunscripción, más se favorecen las listas de candidatos más votadas.
  • El sistema electoral (sistema de reparto de escaños en función de los votos) que favorece la creación de mayorías fuertes dando más representación a los partidos más votados.
  • El establecimiento de porcentajes de voto mínimos para poder entrar en el Parlamento (en España es del 3%). Con esto se impide que nuevas formaciones políticas obtengan representatividad poco a poco.
  • La creación de coaliciones entre los partidos.
  • El llamado “voto útil”.
  • La financiación de los partidos y de las campañas electorales. Además de la financiación que pueden conseguir los partidos mayoritarios de empresas privadas y de sus miembros, tienen más derecho a recursos públicos que los partidos minoritarios.

Ventajas e inconvenientes del bipartidismo

Como ventaja del bipartidismo, pues no van a ser todo pegas, podríamos alegar que ayuda a la estabilidad política, impidiendo que los extremos lleguen al poder, asegurando así la paz social. Sin embargo, esto sigue sin parecerme una auténtica ventaja, ya que estabilidad significa estancamiento, quietud, todo lo contrario a cambio. Por tanto, el bipartidismo supone reprimir cualquier idea minoritaria que pueda suponer un choque a lo ya establecido en un Estado.

El principal inconveniente de un sistema bipartidista es que limita mucho la representatividad y, por tanto, la democracia. Un Estado en el que sólo se pueda elegir entre dos opciones, entre dos puntos de vista, no es realmente democrático.
Además estas dos perspectivas, que se suponen opuestas, poco a poco acaban coincidiendo en una sola, la del votante mediano, pues ambos partidos tratan de maximizar su voto de la forma más fácil: moderando sus propuestas para atraer a los votantes indecisos. De esta manera pasaremos de la ya indeseable situación de poder elegir entre dos únicas opciones a no tener la opción de elegir nada.

Así mismo, si la oposición está representada por un único partido, no existirá una auténtica oposición y será más fácil caer en la corrupción. Si los partidos se van alternando, no les conviene investigar sobre el mal gobierno del otro partido. El mejor ejemplo es nuestro propio sistema; no hay más que tener en cuenta los interminables casos de corrupción descubiertos en los últimos años por líderes de los partidos mayoritarios.

Por último, el bipartidismo se realimenta tanto a través del voto útil (del que hablaré más adelante) como de la abstención, pues personas con una ideología diferente a la de los partidos mayoritarios podrían decidir apartarse del sistema. 


Sátira sobre el bipartidismo en España que representa muy bien la situación actual. Tomado de tugobiernas.foroactivo.com

Fuentes:

http://andreahernandez.wordpress.com/2009/02/09/bipartidismo-conduciendo-al-rebano/  En este blog encontramos una crítica del bipartidismo donde se exponen ventajas e inconvenientes acompañados de casos reales.

http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_bipartidista De la Wikipedia podemos obtener gran cantidad de información sobre los sistemas bipartidistas: origen, factores que lo favorecen, sistemas bipartidistas en la actualidad y críticas.

http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/33051/bipartidismo En esta página del Diario digital Siglo XXI, el escritor Pascual Falces analiza el bipartidismo en España en la actualidad.

¿Cuál es el mejor mecanismo de toma de decisiones?

Cuando en una sociedad se presentan más de dos alternativas y más de dos individuos deben elegir sobre ellas, aparecen dificultades para tomar una decisión que satisfaga a todos los individuos.

Un mecanismo ideal de toma de decisiones debiera cumplir cuatro características:

  1. Transitividad: las preferencias deben ser coherentes. Si se lleva a cabo una votación entre 3 alternativas (o más), si se prefiere la primera a la segunda y la segunda a la tercera se deberá preferir la primera a la tercera.
  2.  Decisión no dictatorial: este problema de toma de decisiones se solucionaría si se otorgase a una sola persona toda la responsabilidad. Sin embargo, en una sociedad democrática, por muy buenas que sean las intenciones del dictador, no se puede dejar que sea una sola persona la que tome todas las decisiones.
  3. Independencia de las opciones irrelevantes: el resultado ha de ser independiente de la existencia de una alternativa irrelevante que alteraría el resultado.
  4. Dominio no restringido: el mecanismo debe funcionar independientemente de cuál sea el conjunto de preferencias e independientemente de cuáles sean las distintas opciones entre las que hay que elegir.

El premio Nobel Kenneth Arrow, tras analizar distintas reglas, llegó a la conclusión de que ninguna regla de elección satisface las características planteadas. Es lo que tradicionalmente se ha conocido como el teorema de la imposibilidad de Arrow.

Por esta razón decimos que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno, pues (en teoría) contribuye al bienestar de un mayor número de personas. Pero, ¿qué ocurre con las minorías?, ¿deberán resignarse a estar eternamente sometidas a la mayoría? Y, a lo que quería llegar, ¿no existe un mecanismo de toma de decisiones que favorezca a todos?

Sí, existe. Pero no se suele utilizar, no tanto por su complejidad que es mayor que la de la regla de la mayoría, sino más bien porque no interesa a los gobernantes, pues su papel dejaría de tener sentido. Estoy hablando del consenso.

¿Qué es el consenso?

El consenso es un mecanismo de toma de decisiones en grupo. Hasta aquí todo igual que en la regla de la mayoría, la diferencia radica en que se tiene en cuenta las aportaciones e intereses de todos los participantes y se elabora una alternativa que sea una síntesis de todas las demás, de manera que la solución final será aceptada por todos.


"El abrazo", cuadro pintado por Juan Genovés, expresa la satisfacción de tomar una decisión por consenso. Imagen capturada en elbaluartedesangervasio.blogspot.com

En una votación, la decisión final también es aceptada por todos, pues se supone que han aceptado las reglas del juego, sin embargo, siempre habrá personas insatisfechas, que pueden resignarse y someterse a la decisión de la mayoría esperando que en la próxima votación tengan más suerte o, lo que provocaría la desintegración del grupo, que se dediquen a sabotear al o los que estén en el poder e incluso se impongan por la fuerza a los demás, desembocando precisamente en lo que se quería evitar: una dictadura.

La situación ideal en un sistema en que se tomen las decisiones por consenso sería que hubiera unanimidad en las preferencias. Siendo realistas esto es imposible en la práctica totalidad de los casos, pero, precisamente, la divergencia de opiniones será la que convierta la decisión final en la opción más rica.

Después de exponer las bondades de este método, quiero explicar mi punto de vista sobre la imposibilidad, en el contexto actual, de ponerlo en práctica a gran escala.

Para arriesgarse a aplicar este mecanismo a la toma de decisiones sería necesario un radical cambio de mentalidad. En primer lugar, las personas encargadas de tomar la decisión deberían estar suficientemente informadas sobre el tema a tratar para poder tener una opinión sólida y defender la misma frente a los demás. En segundo lugar, sería necesaria una tolerancia sin precedentes, que las personas no se aferrasen a sus creencias o inclinaciones, sino que supieran distinguir los argumentos racionales, es decir, fueran capaces de ceder. Al igual que en un sistema en que se utilice la regla de la mayoría, las personas tendrán que sacrificar algunos intereses, pero con la diferencia de que lo harán por su propia voluntad, porque están convencidas de que es lo mejor para el grupo.

Para terminar, creo que será aceptado por todos que, hoy en día, la toma de decisiones a gran escala (ya sea a nivel municipal, provincial o estatal) mediante consenso es no menos que imposible. Sin embargo, si es posible y, en mi opinión, recomendable, ponerlo en práctica en las relaciones coloquiales como puede ser dentro de una familia, de un grupo de amigos, de un equipo de trabajo, de una asociación o, incluso dentro de los propios partidos políticos. Este es el primer paso para ir concienciándonos mutuamente, para ir abriendo nuestra mente a nuevas ideas, lo que significa, en definitiva, escuchar a los demás. Así, en un futuro, será posible ponerlo en práctica a nivel global.


El historietista Quino, a través de las tiras cómicas de "Mafalda", caricaturizó la sociedad y la política argentina de su tiempo, no muy distintas de las nuestras. Esta viñeta la he encontrado en el blog anteriormente mencionado: elbaluartedesangervasio.blogspot.com

Fuentes:

http://www.amigosdemaria.com/version2/activismo/la-toma-de-decisiones-mediante-el-consenso.html Al encontrar esta página se me ocurrió la idea de proponer una alternativa a la regla de la mayoría, la cual me ha ocasionado frustraciones y preocupaciones en muchas ocasiones. Que a nadie alarme que sea una página dedicada a la legalización de la marihuana, pues su desarrollo de la toma de decisiones mediante consenso está muy logrado.

Manual de La economía del sector público de Joseph E. Stiglitz. Por segunda vez recurro al manual utilizado por nuestro profesor para explicar el teorema de la imposibilidad de Arrow, teoría que no rechazo, pero que he intentado suavizar en esta exposición.

www.ucema.edu.ar Nuevamente he utilizado la presentación de Power Point  llamada Utilitarismo_regla_de_la_mayoría_y_democracia que se puede encontrar en esta página que ya utilicé para hablar de la regla de la mayoría, pues también trata el teorema de la imposibilidad de Arrow y la tiranía de la mayoría.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Ventajas e inconvenientes de la regla de la mayoría

La regla de la mayoría es un mecanismo de toma de  decisiones colectivas según el cual, de entre distintas alternativas se adoptará aquella que cuente con el mayor número de apoyos, y una vez adoptada, deberá ser respetada por las minorías del grupo ya que se supone que todos aceptaron el uso de la regla libremente.

La regla de la mayoría, a diferencia de lo que se suele pensar, es utilizada no sólo en regímenes democráticos (donde también se toman decisiones que no son apoyadas por la mayoría) sino también se recurre a ella para la toma de decisiones en regímenes autoritarios. Por tanto, lo primero a destacar es que no se debe confundir democracia con regla de la mayoría.

Ventajas:

La regla de la mayoría suele utilizarse por su simplicidad y rapidez frente a otros mecanismos como las negociaciones o los acuerdos. En una democracia, por ejemplo, donde la soberanía reside en el pueblo, las decisiones debieran tomarse por unanimidad, pero como esta es difícil, por no decir imposible, se suele adoptar como mecanismo de decisión la regla de la mayoría. Esto no quiere decir que para que el Estado tome cualquier decisión se lleven a cabo unas elecciones generales. Se eligen a unos representantes por mayoría y estos serán los encargados de decidir en el futuro. A su vez, dentro de la asamblea de representantes también se utiliza la regla de la mayoría para llevar a cabo la acción más apoyada.

Inconvenientes:

La imperfección más inmediata de este mecanismo de elección es que se ignoran los intereses de las minorías. Ya que sólo se tendrá en cuenta la opción que sea más valorada, habrá personas que siempre saldrán desfavorecidas, lo que puede poner en peligro la unidad del grupo si éstas se alzan para defender sus intereses. Este es el origen de los grupos de presión.

A pesar de que este sea el inconveniente más debatido y el que más se ha intentado evitar con mecanismos que preserven los intereses de las minorías, existen otros problemas quizá más importantes que suelen quedar ensombrecidos por la creencia de legitimidad de las opiniones mayoritarias. No todas las personas que participan en una votación están perfectamente informadas. Cuando son muchas las personas que tienen que tomar una decisión y, por tanto, el voto individual es poco relevante, hay participantes que deciden no informarse y confiar en que sean otras personas las que lo hagan. Los democratistas defienden el “milagro de la agregación” según el cual el voto ignorante es aleatorio, es decir, unos votarán hacia un sentido y otros hacia el otro y serán los votos de los electores informados los realmente decisivos. Sin embargo, esta teoría es muy poco consistente. No se puede demostrar que unos votos compensarán los otros. Además no se tiene en cuenta la influencia que pueden ejercer otras personas en los votantes ignorantes. Cualquier comentario, anuncio publicitario, campaña electoral, puede influir en estas personas para inclinarse hacia una opción u otra.

Otro comportamiento humano que rara vez se tiene en cuenta, es que estamos condicionados por nuestras creencias. Nos comportamos irracionalmente para defender nuestras creencias religiosas, nuestra inclinación política, nuestra moral o incluso nuestras tradiciones. Esta determinación afecta a la expresión de nuestras preferencias y una gran mayoría de personas puede llegar a 
aprobar algo totalmente irracional.




Se puede encontrar en el enlace: homoneuroeconomicus.wordpress.com


Fuentes:

http://es.wikipedia.org/wiki/Regla_de_la_mayor%C3%ADa He utilizado esta página para perfeccionar la definición de la regla de la mayoría y he encontrado en ella algunas ventajas e inconvenientes de la misma.

http://www.juandemariana.org/comentario/2168/democracia/malo/malo/ En este artículo se defiende la democracia como el menos malo de los sistemas de gobierno en el contexto actual. Ya he aclarado que regla de la mayoría no es lo mismo que democracia, pero como en muchas ocasiones se utiliza la una en la otra, he obtenido ventajas e inconvenientes comunes que he añadido a mi exposición.

http://www.ucema.edu.ar/ En esta página podemos encontrar una presentación de Power Point llamada Utilitarismo_regla_de_la_mayoría_y_democracia donde se distingue de forma esquemática la democracia y la regla de la mayoría y se añaden las aportaciones hechas al respecto por autores y personalidades ilustres. 

El origen del Estado (II)

En la entrada anterior hablé de la concepción de la necesidad del Estado desde el punto de vista de Thomas Hobbes y James J. Buchanan, pero hay un autor más que me gustaría destacar: Karl Marx.

Como es generalmente sabido, Marx no desarrollo una teoría del Estado en sentido estricto, aunque tenía planes de escribir una obra sobre este tema que nunca llegó a cumplir. Por tanto, para descubrir su concepción del Estado es necesario revisar su obra desde la “Crítica de la filosofía del derecho público de Hegel “siguiendo por “Manuscritos económico-filosóficos de 1844” o “Para una crítica de la economía política.” Sin embargo, no será difícil configurar este punto de vista, ya que constantemente hacía alusión a la injusticia que es el Estado capitalista y la necesidad de una dictadura del proletariado.

El origen del Estado es la contradicción de clases. Allí donde existe una lucha de clases aparece un Estado como conciliación de los intereses de la clase dominante. Mientras existan clases sociales se necesitará del Estado para que una clase someta a la otra. A diferencia de Hobbes y Buchanan, así como de otros autores como Locke, Rousseau, Kant o Hegel, que ven a la situación anterior al Estado como una subestructura donde reina el caos que sólo podrá ser resuelto con la creación del Estado; Marx considera al Estado, concebido como el conjunto de instituciones políticas, como una superestructura separada de la sociedad, destinada a desaparecer en una sociedad sin clases.








El primer paso para avanzar hacia una auténtica democracia es acabar con la democracia burguesa e implantar una dictadura del proletariado. Dicho así, esta teoría parece no tener sentido, por eso habrá de explicarse. En primer lugar, para el marxismo, la democracia burguesa es una dictadura de la burguesía sobre el proletariado. Como dijo Lenin en “El Estado y la Revolución”:

Somos partidarios de la república democrática como la mejor forma de Estado para el proletariado en el capitalismo; pero no tenemos derecho a olvidar que la esclavitud asalariada es el destino del pueblo, incluso en la república burguesa más democrática.

En segundo lugar, la dictadura del proletariado es la dictadura de la clase más numerosa sobre la menos numerosa, y es una dictadura que no busca mantener su dominio, sino acabar con la lucha de clases. Eso es una democracia. Además es transitoria, pues a medida que vayan desapareciendo las clases se irá extinguiendo. Así queda explicado el objetivo de esta revolución.

La toma del Estado por el proletariado será probablemente violenta, pero no porque se desee un enfrentamiento sino porque se prevé que será contestada con violencia, ya que la burguesía no soltará el poder fácilmente.

A partir de aquí se sucederán las dos fases del comunismo: primero el Estado socialista como dictadura del proletariado y después la extinción del Estado.




El principal crítico del marxismo fue Mihail Bakunin, padre del anarquismo, el cual no era partidario de ningún tipo de Estado, ni siquiera un Estado organizado por el pueblo, pues consideraba que la sociedad se debía organizar de abajo hacia arriba a través de comunas de trabajadores que se gobernaran mediante asambleas y se federaran entre sí. Las disputas entre Marx y Bakunin desembocaron en el fracaso de la I Asociación Internacional de Trabajadores (AIT).


Marx VS Bakunin
Extraído de: anarchistnews.org

A modo de conclusión, se puede extraer de la concepción de todos estos autores del Estado (y de muchos otros que desarrollaron estas teorías), que el ideal del ser humano es ser libre, dirigir su propia vida. Sin embargo, el ser humano es un animal social, debe convivir con otros humanos para sobrevivir y de esa convivencia surgen los conflictos. Si los hombres no se organizan la vida sería un caos, una guerra continua, un infierno, que acabaría con la desaparición de la raza humana. Todos los autores, y cualquier persona que se pare a pensar, llegan a esta conclusión, el problema aparece al intentar responder a la siguiente pregunta: ¿Cuál es la mejor forma de organizarse? Cada persona tiene su propia respuesta que podrá adaptarse a alguno de los interminables movimientos existentes. Muchos de ellos se han puesto en práctica tratando de demostrar que su modelo de organización era el mejor, sin embargo, ninguno de ellos, hasta el momento, ha sido un auténtico éxito que haya permitido rebatir todos los demás.

Fuentes:


http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/rebobio1.pdf En este enlace encontramos un texto bastante neutral sobre lo que es el marxismo para Norberto Bobbio. En él me he 
inspirado para explicar la concepción del Estado como una superestructura.


http://www.elmilitante.net En esta página encontramos gran cantidad artículos sobre el marxismo desde el punto de vista más revolucionario.

http://es.wikipedia.org/wiki/El_Estado_y_la_revoluci%C3%B3n#La_sociedad_de_clases_y_el_Estado Página dedicada al libro “El Estado y la revolución” escrito por Lenin en 1917 en el que se desarrolla la concepción marxista del Estado, sobre la que Marx jamás llegó a publicar ninguna obra.

http://www.scribd.com/doc/6532845/El-anarquismo En esta página encontramos las diferencias entre Marx y Bakunin expresadas de forma esquemática. También podemos conocer un poco más sobre la vida de los principales teóricos anarquistas.

El origen del Estado (I)

Tomar una decisión pública, social o colectiva siempre significa que unos sacrifiquen sus intereses para que otros los satisfagan. Ya sea en una democracia donde, generalmente, será una mayoría la que consiga hacer prevalecer su posición y una minoría la que se someta a los demás, o una dictadura en la que una persona ordena y el resto obedece, siempre hay personas que ganan y personas que pierden.

¿Por qué las personas aceptan sufrir tal derrota? ¿No es el ser humano libre para decidir su propio destino?

Varios autores se han hecho esta misma pregunta. Aquí me centraré en la perspectiva de dos de ellos: Thomas Hobbes y James J. Buchanan.

Hobbes partía de la concepción de que todos los hombres son iguales por naturaleza, que incluso el más débil podría derrotar al más fuerte, pues los hombres sólo se pueden diferenciar por el aprendizaje, el conocimiento y la experiencia. Así mismo, el hombre por naturaleza es egoísta, violento y ventajero. Por estas razones, si no existe nadie que tenga capacidad para someter a los demás y todos desconfían de todos, se dará una situación de guerra y anarquía, de todos contra todos. Como muy bien describió en su libro "Leviatan":

"De esta igualdad de capacidades surge la igualdad en la esperanza de alcanzar nuestros fines. Y, por lo tanto, si dos hombres cualesquiera desean la misma cosa, que, sin embargo, no pueden ambos gozar, devienen enemigos; y en su camino hacia su fin se esfuerzan mutuamente en destruirse o subyugarse. Y viene así a ocurrir que, allí donde un invasor no tiene otra cosa que temer que el simple poder de otro hombre, si alguien planta, siembra, construye, o posee asiento adecuado, puede esperarse de otros que vengan probablemente preparados con fuerzas unidas para desposeerle y privarle no sólo del fruto de su trabajo, sino también de su vida, o libertad. Y el invasor a su vez se encuentra en el mismo peligro frente a un tercero."

Esta naturaleza humana es un muro inquebrantable para el desarrollo pues "En tal condición no hay lugar para la industria; porque el fruto de la misma es inseguro. Y, por consiguiente, tampoco cultivo de la tierra; ni navegación (…); ni artes; ni letras; ni sociedad; sino, lo que es peor que todo, miedo continuo, y peligro de muerte

La solución de Hobbes a toda esta desgracia es la confección de un contrato social por el cual las personas manifiestan su voluntad de someterse a un soberano, que será el encargado de mantener la paz social y hacer cumplir las leyes coercitivamente. Este contrato es tácito, nadie manifiesta su voluntad, pero si no existiría todos estarían de acuerdo en firmarlo.

Desde este punto de vista, el Estado aparecería como un guardián del hombre de sí mismo, de su propia destrucción. Hobbes, por el momento histórico en que vivió, identificaba el poder soberano con un monarca absolutista, que tenía el poder porque era voluntad de todos, aunque nadie la manifestara. Esta teoría se podría enfocar también a la legitimación del Estado, el cual actúa como intermediario en los conflictos entre hombres, sin el cual acabarían enfrentándose violentamente, llegando al Estado natural de guerra de todos contra todos.


El Leviatán: monstruo marino mítico que aparece en la biblia con un poder descomunal. Hobbes identifica este ser con el Estado moderno, que debe ser fuerte para someter a los ciudadanos a una autoridad absoluta. Imagen encontrada ennoeinigualeinai.blogspot.com

Por su parte, Buchanan, padre de la teoría de la Elección pública o Public Choice, distingue entre la anarquía hobbesiana y la anarquía ordenada. Esta anarquía llamada ordenada consiste en un conjunto de interacciones ordenadas y sin unas reglas formalmente definidas de comportamiento que es el ideal a alcanzar por el individuo.

A este ideal se puede llegar por dos vías: a través de juegos cooperativos o de juegos no-cooperativos. Buchanan no cree que realmente pueda llegar a funcionar una sociedad basada en juegos cooperativos, sin la participación de un tercero que medie en las disputas interpersonales. Por tanto, en una anarquía ordenada aparecerá un agente ejecutor institucionalizado o algún conglomerado de derechos individuales.

La imposibilidad de que se den juegos cooperativos radica, y se diferencia de la concepción hobbesiana del hombre, en que los individuos son diferentes, por lo que debe existir una institución que incentive a los ciudadanos para que cooperen entre sí: el Estado. Este poder debe ser neutral, encargarse del cumplimiento de las leyes y salvaguardar al individuo de discriminaciones arbitrarias, intentando intervenir lo menos posible. 


Fuentes: 
http://kishimotoandres.blogspot.com/2005/09/el-leviatn-de-hobbes-y-el-poder.html  Blog titulado Factótum, donde se pueden encontrar comentarios y reflexiones sobre libros de todas las épocas.
http://www.webdianoia.com/moderna/hobbes/textos/hobbes_text_nat.htm De esta página he extraído fragmentos del libro “Leviatán” de Thomas Hobbes.
http://www.elprisma.com/apuntes/economia/eleccionsocial/ En este artículo el autor relaciona la concepción del Estado de Buchanan y Hobbes.
http://www.educared.net/universidad/asp_problemas/problemasvisualizar.asp?idAsignatura=7&idProblema=545  Pequeño análisis del estado natural del que habla Hobbes en el "Leviatán"

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Impuestos proporcionales versus impuestos progresivos

Como señalé en mi entrada anterior, la tributación proporcional y la tributación progresiva, aunque en ocasiones se puedan confundir, son términos muy diferentes.

En un sistema de tributación proporcional el tipo de gravamen es fijo, es decir, el porcentaje de riqueza que exige el Estado en forma de tributos es fijo. Sin embargo, en un sistema de tributación progresiva el tipo de gravamen es creciente, por tanto, a medida que crece la capacidad económica, crece el porcentaje de riqueza que el Estado exige.

Como se puede deducir fácilmente, la finalidad de los impuestos progresivos es la redistribución de la renta, es decir, que los que más tienen paguen cada vez más y los que menos tienen paguen cada vez menos. En un Estado social como puede ser el español o cualquier otro occidental (Estados Unidos tiene uno de los sistemas más progresivos de la OCDE),  este tipo de tributación parece el más adecuado. Sin embargo, desde mucho tiempo atrás y hasta la actualidad, se viene desarrollando una discusión sobre los efectos de una tributación progresiva que a simple vista parecen no descubrirse.

Los detractores del impuesto progresivo defienden que este sistema impositivo no sólo perjudica a los que más tienen sino que acaba perjudicando también a las personas con menos ingresos, que, paradógicamente, es a quienes se quiere beneficiar.




El primer argumento que utilizan en su defensa es que a medida que aumentan los ingresos de una persona, se reduce el porcentaje de su ganancia para invertir, por tanto, se desincentiva la inversión, e incluso, se castiga la eficiencia, el esfuerzo.

Otro de los argumentos muy utilizado es que si se ataca cada vez más a los propietarios de grandes fortunas, estos acabaran yéndose a otro país con un carácter impositivo menor o depositando su dinero en paraísos fiscales. En definitiva, en uno u otro caso, sacarán el dinero del mercado, perjudicando gravemente a nuestra economía.

Estos argumentos parecen ser bastante coherentes, sin embargo, no me terminan de convencer de que el impuesto progresivo sea una lacra y el impuesto proporcional la solución. Los defensores de estas ideas seguirán teniendo razón mientras vivamos en un sistema bañado por la corrupción y la exención fiscal. Mientras existan paraísos fiscales está claro que un impuesto progresivo no funcionará, de hecho, deberemos seguir tratando como “salvadores” a los propietarios de grandes fortunas para que no se larguen de nuestro país.


Humor gráfico encontrado en : lahistoriadeldia.wordpress.com

Otra de las razones por las que ni una tributación ni otra funcionan es la picaresca de estos poderosos, pues como se ha descubierto por toda la geografía española, no son pocos los contables imaginativos contratados por personajes influyentes para evadirlos de sus impuestos. Más se ganaría aumentando el control por parte de la Hacienda Pública que con continuos debates sobre la mejor forma de sacar dinero a los contribuyentes.

Un dato que me ha llamado la atención, publicado en uno de los artículos que menciono más abajo ("Los impuestos progresivos son una mala idea"), es que en Estados Unidos, con un impuesto progresivo, los servicios que el gobierno federal puede pagar son menores que en Europa porque, a pesar de que los más ricos paguen más, los que tienen menos son más y pagan menos; es decir, que como los pobres pagan menos impuestos que los ricos en proporción a sus ingresos, la recaudación total no da para mucho. ¿Y con estos problemas de presupuesto público se permiten gastar ingentes cantidades de dinero en armamento, mantener guerras en distintos puntos de la geografía mundial, rescatar  a la banca y ayudar a las multinacionales?

En definitiva, si el funcionamiento de la economía se mantiene como hasta ahora, y a pesar de la crisis parece que nada va a cambiar, los argumentos de los detractores de la tributación progresiva seguirán siendo válidos, y los intereses de los ciudadanos medios seguirán sin ser atendidos.


Estudio realizado entre el 17 y el 19 de mayo de 2010 donde se revela que el 86% respalda subir los impuestos a los más ricos (extraído de www.publico.es)

Fuentes:

martes, 30 de noviembre de 2010

¿Por qué cuesta tanto que los ciudadanos revelen sus preferencias?

El primer paso que debe tomar un Estado en relación con los bienes públicos es decidir cómo va a distribuir estos. En un sistema democrático, esta decisión no la toman directamente los ciudadanos sino que se elige a unos representantes a través de unas elecciones generales (si este es el sistema más adecuado para tomar decisiones ya hablaré de ello más tarde). De cualquier modo, y aunque la decisión no la tomen los ciudadanos directamente, estos representantes deben expresar una idea general de las preferencias de sus electores, y con los medios de comunicación actuales no sería difícil obtenerla. Pero, ¿los ciudadanos realmente revelarían sus preferencias?

Lo primero que quiero dejar claro es que esta respuesta es siempre negativa. Cuando una persona no tiene que pagar directamente por algo, sino que se utiliza el dinero de todos (y lo que es de todos acaba siendo de nadie), pedirá una mayor cantidad del bien; sin embargo, cuando declarar su preferencia por algo supone que debe pagar por ello o que debe sacrificar algo a cambio, la cosa cambia, y hará creer que su deseo por el bien no es tal, es decir, no revelará sus verdaderas preferencias.

La segunda cuestión que quiero plantear es ¿existe alguna forma de que las preferencias de todos queden satisfechas? Como se suele decir: nunca llueve a gusto de todos. El primer problema que se plantea al tomar decisiones colectivas es que cada persona tiene sus gustos y eso es innegable, unos preferirán que los bienes públicos se destinen a educación, otros a sanidad y otros a ayudas sociales.
Sin embargo, esta diferencia de opiniones no es lo más relevante, el problema de la revelación de las preferencias radica en el origen de los recursos públicos. Para que el Estado tenga unos bienes públicos que distribuir, necesita unos ingresos y, tradicionalmente, estos ingresos los ha obtenido de los impuestos.

Los impuestos pueden ser directos o indirectos, es decir, pueden recaer sobre los bienes e ingresos de las personas (como el IRPF) o, por el contrario, recaer sobre el consumo (por ejemplo el IVA).

A su vez, los impuestos pueden ser uniformes, donde todas las personas pagan lo mismo; proporcionales, cuando todo el mundo paga el mismo porcentaje de la renta; progresivos, cuando a mayor ganancia, mayor es el porcentaje de impuestos; y regresivos, cuando, al contrario que en el anterior, a menor ganancia, mayor es el porcentaje de impuestos a pagar.

Estos tipos de tributación se aplicarán sobre los impuestos directos, ya que sobre los impuestos indirectos, aunque es posible, sería más difícil. Sería el caso de que cada persona cuando fuera a pagar su compra enseñara su DNI u otro tipo de identificación y, dependiendo de sus ingresos o bienes, se le aplicara un impuesto u otro.

En los sistemas sociales, que supuestamente se basan en la redistribución de la renta, generalmente no se han puesto en práctica impuestos uniformes, ni mucho menos, impuestos regresivos. Sin embargo, se ha venido dando y se sigue dando en la actualidad un gran debate sobre los pros y contras de los impuestos proporcionales y los impuestos progresivos, del cual hablaré más detalladamente en la siguiente entrada.




Elección del nivel de gasto público por el que el individuo muestra mayor preferencia


Fuentes: 

Manual "La economía del sector público" de JOSEPH E. STIGLITZ

http://es.wikipedia.org/wiki/Impuesto#Impuestos_directos_e_indirectos. La Wikipedia suele ser un buen lugar para encontrar definiciones así que me he inspirado en esta página para las definiciones de impuesto directo, indirecto, proporcional, progresivo y regresivo.